Conseguido!!!!
Ayer por primera vez en nuestras vidas llegamos a ver un cráter de un volcán activo. Ayer por primera vez en nuestras vidas escalamos una montaña con 2800 metros teniendo las nubes por dejajo de nosotros. Ayer por primera vez en nuestras vidas nos hartamos de andar por la nieve. Ayer por primera vez supimos lo que es sufrir de verdad...
Todo pintaba bien. Un día de sol y muchas ganas por llegar a la cumbre. Eran las 7:00 y todavía nos estábamos acordando de la fiesta que montó el que nos alojaba y apenas nos dejó dormir la noche anterior.
Pero bueno, eramos un grupo de cinco con dos guías y todo marchaba bien.
Nos acercan a la base del volcán desde donde tenemos una visión de la pesadilla que nos espera.

Si os fijais bien y abris la foto en flickr con tamaño grande, en la esquina izquierda de la montaña se ven unos puntos minúsculos. Pues eso es gente.
Pero bueno, nos equipamos y allá fuimos con garbo y valor.

Pero poco a poco y pese a que las vistas eran impagables, la ascensión se hacía más dura. Parábamos cada 50 minutos a descansar unos 10, y el frío se te metía hasta las entrañas.

Si mirábamos hacia arriba, se podía ver el humo del volcán y hacia abajo las vistas a toda la región. Por supuesto veíamos puntitos de gente a lo lejos que nos hacían ver que la cima estaba todavía muy lejos.
11:00 de la mañana. Parada en un remonte destrozado en la última erupción. Agotados. Ana quería volver, pero sus ganas le ayudaron a continuar. En esta zona todavía faltaban mil metros para llegar, y creerme, eso desmoraliza a cualquiera.

Pero seguimos, y seguimos, y seguimos, paso a paso, acordándonos de la chica de la agencia que decía que eso lo podía hacer cualquiera.
13:00 Después de cinco horas caminando con crampones y cuesta arriba por la nieve, nos dan la buena noticia que estamos a dos paradas de llegar a lo alto, es decir a más de una hora para llegar, pero eso si, al menos las vistas son tan espectaculares que nos dan fuerza para llegar hasta arriba.

14:00 Llegada a la falsa cumbre. Estamos a 15 minutos de llegar, ya vemos a la gente disfrutar en la cumbre y hacia allí nos dirijimos en un último esfuerzo.
14:25. LLEGADA. Espectacular, un cráter delante de nosotros, con un diámetro de unos 300 metros, el ruido de la lava llega a nosotros de una manera clara, y la nube tóxica hace que nos demos cuenta que esto es basante peligroso. Pero llegamos. En ese momento se te olvidan los calambres, el frío y los sufrimientos pasados, nos damos todos unos abrazos y a disfrutar de las vistas. Un horizonte desde donde se divisan varios volcanes, cimas nevadas, lagos, e incluso el país vecino. Y cuando te giras, el cráter. Grande, profundo, sin nieve, que te hace dar cuenta de lo pequeñitos que somos, y que te hace ir con cuidado, porque de un resbalón te vas para adentro (y esto no es broma). Eso si, un frío que deja helado a cualquiera.



Tras un rato allí arriba, empieza el descenso. La que nos queda todavía, pensábamos.
En teoría nos íbamos a lanzar por unos toboganes hechos en la nieve como si fuéramos en trineos, y tengo que decir que es bastante divertido, aunque también un poco salvaje. Llegas a coger bastante velocidad (aunque eso nos iba a hacer más llevadera la bajada).

Ay amigo, parecía bueno, hasta que la nieve estuvo demasiado blanda y nos tocó bajar andando. Cada paso te hundías hasta las rodillas y así estuvimos cerca de dos horas. Fue terrible. Caída tras caída y con toda la ropa empapada.

El final parecía no llegar nunca. Pero llegó.
A las 18:00 horas llegamos a la base y de allí a Pucón.
Conclusión: La caminata más agotadora de nuestra vida y esperamos que cuando nos recuperemos podamos andar sin dolor alguno.