3 DIAS 3 MESES

Gracias a Donagh y familia por hospedarnos el martes en Invercagill y hacernos sentir como en casita.



Pero creo que nos dejamos un par de cosas que nos han pasado un tanto interesantes...



Pero bueno, volvamos al inicio de la semana y veamos como ha transcurrido todo.

Domingo.

Vamos camino a Queenstown, la capital mundial de deportes de aventura. Y camino hacia alli pasamos por Haast Pass, una carretera panoramica increible. Un largo camino, eso si, pero realizamos varias paradas en las que vimos cosas tan sorprendentes como las Thunder Falls (vale quiza no es tan sorprendente)



y las Blue Pools, unos pequenyos lagos naturales con el agua azul, pero que muy azul. Daba ganas de darse un banyito, pero aqui se ve que no existe el agua templada.









Bueno, mas y mas paisajes increibles, de esos de postal. Lo que si pudimos observar es la diferencia de la costa Oeste y la Este ya que nada mas cruzar las montanyas se ve la diferencia de climas en este pais. Un lado selva y al otro verde y ovejas.



Lunes

Amanecimos en Queenstown y nos decidimos a hacer algun que otro deporte de aventura. Aconsejados por nuestro host, fuimos a hacer un recorrido en fuera borda por el rio, entre canyones. Muy divertido y espectacular. Acabamos empapados y con la adrenalina suficiente en el cuerpo para dar el siguiente paso. EL PUENTING





Alli que nos vamos a verlo, puenting sobre el rio a 42 metros de altura, y tras meditarlo un poco, Por que no? Si esta gente lo hace yo tambien puedo.
Y alli me encamino, yo, que le tengo miedo a una mosca un poco mas grande que un grano de arroz, me voy directo al puente de la muerte. Me colocan toda la [parafernalia y parece que no va a ser para tanto. Yo tranquilote (como no entiendo lo que me dicen). Pero ay amigo, cuando te toca a ti, y estas en la plataforma y miras hacia abajo viendo solo la punta de tus pies y la ostia que te puedes dar. Solalemte subir a un piso 15 y mirar para abajo. Me dije a mi mismo, ni de conya, esto esta muy alto, pero ya no habia marcha atras. Mirada hacia Ana que creo que estaba mas nerviosa que yo, y con su animo saltito para delante y panico total. Creo que el grito todavia se oye en algun rincon de Queenstown. Pero bueno, al final todo bien, cuando toque el agua supe que todo habia salido como Dios manda, pero ya puedo anyadir otra fobia nueva. A las alturas, si senyor.







Despues de eso, caminito a Te Anau, la entrada a los fiordos de Milford Sound.

Martes

Madrugon de narices (todavia me dura el temblor de piernas), y carretera hacia los fiordos. Tras un rato esperando en el puerto, no se como, pero nuestro barco contratado se ha estropeado y deprisa y corriendo nos tenemos que subir a otro. A la pregunta de por que no ponen un cartel que lo indique la respuesta es: buena idea, quizas la proxima vez. Increible, esta gente es diferente.
Los fiordos increibles, son formaciones montanyosas que se adentran en el mar casi verticalmente y alcanzan alturas de hasta 1000 metros. Alli pudimos ver foquitas y animalitos por el estilo, y como no, otra vez muchos paisajes impresionantes. (ya se que somos un poco pesados, pero aqui es todo lo que hay).











Miercoles

Despues de conducir el martes mas horas que un camionero, de ver estos arboles en la carretera, y descansar en Invercagill, nos dirijimos a nuestro nuevo destino.



Dunedin (desde donde se escriben estas maravillosas palabras), pasando por los Catlins, la zona mas al sur de NZ, poblada de playas deserticas y animalitos propios de estas latitudes. Paramos en diversas playas junto a focas que si queriamos las podiamos hasta tocar (pero decidimos no hacerlo para evitar la amputacion de alguna de nuestras queridas extremidades). Formidable, lo malo es que no vimos ningun pinguino, pero eso lo solucionaremos hoy.







Ah, encontramos la concha de Paua, que la venden por aqui a 15 dolares. (por fin algo bien de precio)



Tras lelgar a Dunedin nos dimos cuenta que ya llega la Navidad, y espero que los Reyes Magos lleguen hasta aqui...



Esperando que no haya sido ningun conyazo, nos despedimos por hoy, con ganas de que el tipo que nos acoje estas noches, no vuelva a entrar a gritos en la habitacion a las 6b de la manyana, diciendo que habiamos cogido sus gafas por error. Hace falta ser mendrugo.